Hola a todos,
Quiero tomarme un momento para presentarles a mi querido amigo y colega, el Dr. Hemal Patel, quien es profesor y vicedirector de Investigaciones del Departamento de Anestesiología de la Universidad de California, San Diego. Pensé que sería bueno que él les contara cómo avanza la investigación que estamos haciendo sobre todos ustedes. Entonces, para aquellos de ustedes que aún no lo conocen, aquí está el Dr. Hemal.
Eres lo que... Piensas
Muchos de nosotros podemos relacionarnos con el dicho: "Eres lo que comes", ya que evoca pensamientos de nuestra infancia, y el cuidado de nuestros padres para que consumiéramos los alimentos adecuados para nutrir, reponer, sustentar y mantener nuestro cuerpo y mente saludables.
El consumo de esta materia prima requiere la digestión y la conversión en fuentes de combustible que, en última instancia, nos permitan sanar, fortalecernos y prosperar. En el centro de este proceso hay un acuerdo alcanzado entre la vida compleja y los diminutos microbios hace miles de millones de años.
La teoría endosimbiótica propone que, a medida que las células se volvieron más complejas, hubo una incorporación de proteobacterias (mitocondrias) y cianobacterias (cloroplastos) en células animales y vegetales, respectivamente. Esta simbiosis permitió que la vida compleja llevara a cabo procesos bioquímicos energéticamente favorables para generar energía para crecer, hacerse más compleja y expandirse.
Las células eucariotas, con un núcleo y otros orgánulos unidos a la membrana, permitieron la evolución de funciones más organizadas y complejas. El eventual surgimiento de sistemas multicelulares trabajando en conjunto creó orden y jerarquía en los reinos animal y vegetal. Los organismos comenzaron a tomar forma, y el pináculo, argumentaríamos los humanos, sería el Homo sapiens, con un cerebro grande y complejo capaz de dar forma y transformar el mundo que nos rodea.
A medida que aprendemos más sobre quiénes y qué somos, encontramos que la relación simbiótica con los organismos más abundantes, longevos y diversos del planeta Tierra, los microbios, continúa evolucionando. Nuestro microbioma intestinal, que procesa lo que comemos, controla mucho de lo que somos.
Los microbios son numerosos (hay más en el dorso de nuestra mano que el número de personas en la Tierra: 100 billones en un solo cuerpo humano); son diversos (tienen 3.3 millones de genes únicos en comparación con solo 22,000 en los humanos); y son diferenciados (los humanos son genéticamente similares un 99.9 % entre sí, pero entre el 80 y 90 % de nuestra diferencia se basa en nuestro contenido de microbios).
Algunos sugieren que existe un eje intestino-cerebro que regula nuestros pensamientos y comportamientos, un eje intestino-corazón que regula la adaptación al estrés y muchos otros ejes con los intestinos que regulan prácticamente todos los procesos.
Esto pone en conflicto la noción de simbiosis y quién está al mando: ¿el humano con el cerebro grande y complejo? ¿O los microbios que superan en número y dominan a su huésped?
En enero de este año, lanzamos un audaz estudio llamado QUANTUM (QUest to ANalyze a Thousand humans Meditating) para observar a 1,000 personas en un retiro avanzado de una semana a fin de comprender sus experiencias individuales y colectivas. No solo estábamos evaluando los cambios en su estado de salud, sino confirmándolos al observar biometrías y exámenes biológicos, uno de los cuales consistió en perfilar los cambios en el microbioma intestinal antes y después del evento de una semana.
Una primera mirada al potencial de lo que representa QUANTUM fue emocionante e innovadora (por ejemplo, al menos 18 enfermedades con más de 30 sujetos representados; 800 muestras coincidentes antes y después del evento).
Los primeros datos sugieren que casi todos los asistentes al evento sufrieron cambios significativos en su microbioma intestinal, y subconjuntos de personas con diversas enfermedades modificaron su microbioma en siete días hasta parecerse cada vez más al de las personas sanas en QUANTUM.
Este efecto fue independiente de los alimentos que comieron los participantes. En esencia, siete días de mayor actividad cerebral, autorrealización, plenitud y el descubrimiento del potencial interior transforman al individuo, y a la comunidad, para rediseñar el intestino... y posiblemente sus vidas.
Poner a trabajar nuestro cerebro grande y complejo tiene consecuencias.
Estos primeros hallazgos confirman lo que hemos observado durante mucho tiempo en los testimonios de personas que realizan este trabajo. Es menos una cuestión de “Eres lo que comes”… y mucho más una cuestión de: “Eres lo que piensas.””
Noticias emocionantes: QUANTUM 1.5 se llevará a cabo esta semana en Marco Island, Florida, donde trabajaremos con 50 estudiantes que formaron parte del estudio original. Y lanzaremos QUANTUM 2.0 en Orlando, Florida, en noviembre. Estén atentos a las novedades.