Recientemente, hemos estado explorando los talentos y métodos que usan los actores cuando interpretan a un nuevo personaje, y cómo podemos aplicar facultades similares a nuestra propia práctica.
En la Parte I de esta serie, examinamos la idea de que la vida en este mundo tridimensional es todos una actuación... que todos somos actores en un escenario —héroes en un viaje— en este plano de demostración. Puede leerlo aquí.
En la Parte II, nos enfocamos en el ensayo y la repetición como prácticas esenciales para convertirnos en un nuevo personaje, y examinamos algunas preguntas abiertas diseñadas para ayudarnos a imaginar cómo pensaremos, sentiremos y nos comportaremos como esa nueva personalidad que está crea una nueva realidad persona, como un protagonista que se convierte en héroe. Puedes leer la Parte II aquí.
Ahora bien, estamos en un punto del viaje en el que nos encontramos con una pregunta importante: ¿Para qué es toda esta repetición y ensayo?
Practicar con los ojos abiertos
En el mundo de la actuación, el trabajo que hacen los actores para encarnar un nuevo papel —memorizar el guión; aprender sus líneas; practicar cómo hablar y moverse como ese nuevo personaje— se hace, en última instancia, para una representación, en la que encarnan completamente a ese personaje todas las funciones que dura el espectáculo.
En lo que respecta a nuestro trabajo, cuando practicamos sentir emociones elevadas, pensamientos nuevos, y comportamientos nuevos en la meditación, lo hacemos para que a la larga podamos mantener esos sentimientos, pensamientos y acciones en nuestra vida diaria.
Se trata de practicar con los ojos abiertos. Y así es como desarrollé las Meditaciones Caminando.
Meditaciones caminando: el acto de transformarse
Es importante recordar que todo el tiempo, el esfuerzo y la práctica que ponemos en nuestras meditaciones —sentados y acostados— no es simplemente para tener una buena meditación. No estamos practicando durante esa hora cada mañana —convirtiéndonos en nadie, en nada, sin cuerpo, sin lugar, sin tiempo, entrando en el reino ilimitado de los potenciales desconocidos; despiertos en nuestros corazones y cerebros coherentes— para luego levantarnos de la meditación, sin ningún cambio, y regresar por defecto a los patrones automáticos de la vieja personalidad.
Nuestro objetivo es salir de la meditación como una nueva persona, sintiendo nuevos sentimientos, pensando nuevos pensamientos y comprometiéndonos con nuevos comportamientos... y luego permanecer despiertos durante el día, practicando lo que se siente al encarnar ese nuevo personaje.
Las Meditaciones Caminando nos dan la oportunidad de hacer precisamente eso. Si podemos considerar nuestras meditaciones estando sentados o acostados como un ensayo, entonces las Meditaciones Caminando se parecen más a la actuación: el acto de transformarse.
Una caminata 'paso a paso': encarnando tu yo futuro
Esto es lo que puedes experimentar cuanco practicas una Meditación Caminando.
Al comenzar, estás de pie con los ojos cerrados. Al igual que lo has hecho sentado, ahora te pido que hagas evolucionar tu experiencia y practiques algo similar mientras estás de pie. Durante la meditación guiada, te centras y piensas en quién quieres dejar de ser y en quién estás dispuesto a convertirte. Recuerdas quién eres; quién eres realmente como tu auténtico yo.
Con los ojos cerrados, mientras estás de pie, te sintonizas con tu corazón... y respiras... y finalmente sientes la energía de tu corazón interactuando con tu cerebro. Sigues recordando quién eres.
Y entonces, abres los ojos. Caminas como si lo fueras.Y cuando caminas, tus sentidos captan señales de tu mundo exterior, mientras que, al mismo tiempo, mantienes tu conciencia en tu mundo interior de pensamientos y sentimientos. Y equilibras los dos.
Mientras caminas, estás aprendiendo lo que se siente al hacer lo mismo que has estado haciendo con los ojos cerrados —crear y mantener la coherencia de la mente y el corazón; relajado en el corazón, despierto en el cerebro— con los ojos abiertos. Estás practicando lo que se siente al encarnar el yo futuro en el que te estás convirtiendo. Estás "caminando como si fueras él", sin que nadie ni nada te distraiga, para poder hacer lo mismo en tu vida diaria.
Y si sigues haciéndolo, se vuelve más automático e inherente, al igual que los actores se sienten más cómodos con sus nuevos personajes. A medida que ensayan y actúan, su interpretación se vuelve más natural y auténtica; menos estructurada y rígida. Usando herramientas similares de ensayo y repetición, estás desarrollando un nuevo hábito. Estás habitando un nuevo yo. Y cuando estás realmente dentro de ese nuevo personaje, no hay fingimiento. Es real. Te has convertido en él.
Y cuanto más camines, más sentirás que te adaptas a esa nueva personalidad. Con los ojos abiertos, aprendes a prestar más atención a tu mundo interior.
Sigue practicando encarnar a ese personaje en la acutación, y realmente te convertirás en él.
Permanecer despiertos en nuestro día; permanecer despiertos en nuestras vidas
Así como un espectáculo se representa múltiples veces, nosotros tenemos que seguir apareciendo "en escena" una y otra vez. Seguimos caminando. Seguimos practicando lo que se siente al encarnar esa nueva personalidad con una nueva realidad personal.
Tenemos que seguir practicando con los ojos abiertos, porque cuando volvemos a nuestra vida y actividades cotidianas, el hábito es tan poderoso, que basta una persona o una cosa, o incluso un pensamiento perdido que pasa desapercibido por nuestra conciencia, para que, de repente, toda nuestra atención abandone nuestro mundo interior de pensamientos y sentimientos y se dirija una vez más a nuestro mundo exterior... y volvamos al viejo yo.
Así que caminamos para encarnar el nuevo yo. Caminamos para practicar. Practicamos estar en un cuerpo nuevo, viviendo en un espacio y tiempo completamente nuevos.
Si practicamos ser divinos, podemos ser divinos. Si practicamos ser ilimitados, podemos ser ilimitados. Si practicamos ser libres, podemos ser libres. Si practicamos ser plenos, podemos curarnos. Si practicamos ser místicos, podemos convertirnos en místicos. Si practicamos ser amables, podemos convertirnos en bondad.
Practicamos ser solidarios. Y relajados. Y despiertos. Practicamos… hasta que podemos permanecer despiertos en nuestras vidas. Practicamos tantas veces que nos convertimos en... lo que queremos ser.
El viaje a la libertad
He descubierto, en mi propia práctica, que no hay mejor manera de dejar de ser yo mismo que la Meditación Caminando. Cada vez que me veo atrapado en el acto de ser la misma persona y no puedo superarlo, es una barrera para el crecimiento y la evolución personal. Pero cuando puedo expandirme y convertirme en otra persona en la meditación caminando, siempre me siento mucho mejor después. Es una forma de salir... de abrirse paso... y de liberarse.
A diferencia de lo que les sucede a los actores, nuestro espectáculo nunca se termina. Siempre estamos en alguna etapa de ensayo, repetición, práctica y actuación. Podemos hacer que nuestra vida entera sea el viaje de un héroe, sin fin. Tenemos la libertad de escribir los diálogos, cambiar el guión y dirigir la acción.
Con imaginación, práctica y compromiso, podemos crear escenografías y diseños de iluminación. Podemos crear todo el telón de fondo. Podemos pedir otra toma cuando nos tropezamos o nos equivocamos. Incluso somos esa persona al costado del escenario que susurra las líneas que hemos ensayado cuando nos atascamos o queremos volver a la vieja personalidad. Es nuestra conciencia, que nos devuelve al camino. A la caminata. Al viaje del héroe... a la libertad.
Podemos seguir inventando y reinventando nuevos roles; nuevos personajes; seguir descubriendo nuevas aventuras y desafíos. Y podemos seguir practicando... seguir actuando... seguir transformándonos... hasta que la escena se desarrolle exactamente como queremos.
Creemos. Nos comportamos. Nos transformamos.
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