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Despertar el Corazón Valiente

Dr Joe Dispenza / 17 de junio de 2022

Awakening the Courageous Heart

Hace unos meses, nuestro equipo compartió un clip en línea de una charla que di en uno de nuestros retiros avanzados de una semana. Estaba reflexionando sobre la transformación de los hombres en la audiencia después de una de nuestras Meditaciones Caminando y cuánto coraje les costó abrir sus corazones.

La respuesta a esa publicación fue inmediata y entusiasta. La gente quería saber más sobre el impacto de este trabajo en aquellos que han sido entrenados —por la sociedad, por la publicidad, por la cultura y, especialmente, por la programación inconsciente— para mantener sus corazones cerrados.

Como varón, como padre, he estado pensando en esto durante algún tiempo. Es por eso que creé mi nueva meditación, “El corazón valiente.” Y es una conversación que debemos tener como comunidad. Porque podemos superar ese condicionamiento y crear una nueva forma de vida centrada en el corazón.


Los primeros tres centros de energía: nuestra naturaleza animal

Los varones llegamos a la vida con algunos programas automáticos integrados en nuestra biología que nos permiten funcionar de manera similar. Como machos de la especie humana, con miles de años viviendo como mamíferos, hemos tenido que adaptarnos a nuestro entorno externo con ciertos impulsos y comportamientos. También hemos sido condicionados y programados por la sociedad para que nos comportemos “como corresponde”, según una serie de normas sociales que se consideran aceptables.

Lo que eso significa es que nuestra cultura ha enseñado a los hombres a actuar principalmente desde sus tres primeros centros de energía, centrándose en los poderosos impulsos de reproducirse, crear una familia, proporcionar estabilidad y seguridad, conseguir logros, y competir por el éxito.

Nosotros, como seres humanos, tenemos una parte animal y una parte divina. Partiendo de la parte inferior del cuerpo, los primeros tres centros de energía están relacionados con nuestro yo animal.

Cuando la energía llega a cada uno de estos centros, se activan. Cuando se activa el primer centro, la energía de ese "minicerebro" crea una mente que envía señales a sus glándulas y hormonas con una directiva —o intención— muy específica de crear otra vida, de reproducirse, de propagar la especie.

El segundo centro de energía tiene mucho que ver con nuestro metabolismo biológico. Cuando nos sentimos seguros y protegidos, usamos los recursos de este centro principalmente para consumir, digerir, asimilar, excretar y descomponer los alimentos para convertirlos en energía. Nuestro segundo centro está relacionado con los proyectos metabólicos de construcción a largo plazo que mantienen al cuerpo en equilibrio y saludable.

Cuando las condiciones se sienten inseguras o impredecibles, tenemos que actuar o reaccionar. Ahí es donde entra en juego nuestro tercer centro de energía. Este centro es un recurso de enormes cantidades de energía: para fortalecer, para superar, o para usar nuestra voluntad para hacer "algo" a fin de restaurar la seguridad y la comodidad en nuestro entorno.

Para los hombres que han sido programados en este tipo de cultura, el "éxito" suele significar conseguir logros (a veces el dominio) en estos tres centros y, solo en estos tres centros. Una familia saludable y próspera; un hogar seguro y protegido; una base financiera sólida; sacrificarse y trabajar arduamente para que haya suficientes recursos y para que las necesidades de todos estén cubiertas.

Cuando se logran estos objetivos y se satisfacen estas necesidades, se podría decir que estos centros están en equilibrio.


El momento de la verdad

Muchos de nosotros no somos conscientes, en esos momentos de equilibrio —en ese momento de triunfo y de éxito, según estos estándares— de una decisión a la que nos enfrentamos. Una elección que tenemos que hacer.

¿Permitimos que esa energía siga ascendiendo hacia nuestro corazón, el cuarto centro de energía? ¿O volvemos hacia atrás inconscientemente y transmitimos el éxito que se ha grabado en nuestros genes, en el esperma, buscando una vez más al sexo opuesto para tener mayores posibilidades de supervivencia?

¿Comenzamos automáticamente el ciclo de nuevo, permaneciendo en nuestra naturaleza animal, y sin acceder jamás a nuestro yo superior y divino?

La cuestión es que muy pocos hombres emprenden el camino para trasladar esa energía hacia sus corazones. Hacerlo requiere transformar el poder de nuestra pasión, nuestra seguridad y nuestro éxito en amor. En alegría. En amabilidad y cuidado afectuoso. En compasión y gratitud. Y eso requiere vulnerabilidad.

Hacer todo eso, como varón en esta cultura, significa superar los mensajes de nuestro entorno exterior e ir en contra de miles de años de programación incorporada.

Por eso digo que el mayor coraje es abrir el corazón. Porque hacerlo ofrece a los hombres otra forma de ver cómo vivir sus vidas: de hacer evolucionar su experiencia de lo que significa ser un hombre.

Hace falta un gran coraje para apostar por nosotros mismos de esta manera; para aprovechar toda la energía que circula en esos primeros tres centros de energía, una y otra vez, y llevarla hacia arriba; para volcarla hacia adentro, activar nuestro corazón y darnos permiso para sentir y para vivir desde un nuevo nivel de conciencia.

Por cierto, no hay nada malo en nuestros primeros tres centros de energía. Pero cuando vivimos solamente en esos centros, usamos los recursos vitales del cuerpo solo para sobrevivir. Como resultado, queda muy poca energía para que nuestros corazones se abran.

Pero si transformamos esa energía, y sintonizamos y despertamos nuestros corazones, una vida completamente nueva se vuelve posible.

Para los hombres de nuestra comunidad, esta meditación es para ustedes. Espero que la disfruten.



Descubre "El CorazónValiente", la nueva meditación de Dr Joe para hombres y padres.

 

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