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Invertir en lo Desconocido, Parte I – La Evolución de la Experiencia

Dr Joe Dispenza / 04 de noviembre de 2022

Investing in the Unknown, Part I – Evolving the Experience

La gente se me acerca todo el tiempo —en los aeropuertos, en restaurantes, en el gimnasio— para preguntarme sobre ejemplos de mi práctica que los ayuden a comprender mejor su propio enfoque de este trabajo. También sucede mucho en nuestros retiros, que es donde alguien recogió la cita anterior sobre invertir en lo desconocido.

Lo primero es lo primero. Como les digo a mis alumnos, una y otra vez, no podemos crear desde un lugar de supervivencia. Si estamos operando desde nuestros primeros tres centros de energía... si estamos tratando de satisfacer nuestras necesidades más básicas... si estamos preocupados por la comida, el albergue o la seguridad... si estamos reaccionando constantemente con ira y frustración... entonces no es el momento de crear. Primero tenemos que estar centrados. Necesitamos estar operando desde un lugar de orden.

Entonces, para responder a la pregunta que escucho muchas veces al día: “¿Qué hago?” Parto de ahí, del equilibrio. Y luego, a partir de ese punto de homeostasis, me hago estas preguntas fundamentales:

¿Cuál es mi próximo gran potencial para experimentar en la vida? ¿Cuál es la próxima incógnita que haría evolucionar mi percepción de mí mismo, mi forma de ver el mundo y mi futuro?

A lo largo de las décadas que llevo desarrollando y practicando este trabajo, siempre lo he abordado con este pensamiento: mi vida es el gran experimento. Y yo soy el científico.

 

Revelar la Imagen. La Evolución de la Experiencia.

Hace muchos años, cuando tuve mi primera clínica en el noroeste de Estados Unidos, solía revelar yo mismo las radiografías de los pacientes. Entaba en el cuarto oscuro y, en los 10 minutos que tardaba en procesar las radiografías, en ese lugar sin luz, trabajaba en conectarme con lo desconocido. A medida que la imagen se revelaba en la película después de salir del procesador, practicaba convertirme en nadie, en nada, sin cuerpo, sin lugar, sin tiempo.

Mi premisa era esta: si realmente estoy invirtiendo mi atención y energía en lo desconocido... si realmente creo en ello, si realmente pongo mi atención en ello y lo hago con una intención clara... entonces veré la prueba de ese esfuerzo en forma de experiencias interesantes y evolutivas en mi vida.

Y con el tiempo, a medida que practicaba, me volvía más y más experto. A medida que profundizaba en el experimento, esas experiencias se acumulaban. Finalmente, tuve suficientes pruebas en mi vida que me permitieron desprenderme de cualquier intento de dirigir o controlar el resultado.

 

Allí donde ponemos nuestra atención... ponemos nuestra energía

Y así, cada vez que entraba al cuarto oscuro —o, una vez que comencé a viajar con frecuencia, cada vez que estaba en la pista, a veces cuatro veces al día— lo hacía con la misma intención: Dejo de lado cualquier expectativa de cuál será mi próxima experiencia. Solo voy a confiar en que así será.

Simplemente hacía que se tratara de mi esfuerzo, no del resultado. Me decía a mí mismo: “Dado que el momento presente es donde existe lo desconocido… y dado que donde pongo mi atención es donde pongo mi energía… el esfuerzo de permanecer verdaderamente presente en lo desconocido debería traerme el suceso novedoso."

Pensaba que era como invertir en una cuenta bancaria. Excepto que en lo que estaba invirtiendo... era en lo desconocido.

Cada vez lo abordaba con una tranquila sensación de saber. No con la energía de intentarlo; no con la energía de la esperanza. Simplemente sabía que si seguía sintonizando; sin seguía conectando; si seguía siendo abierto y curioso… tarde o temprano, algo inusual sucedería en mi vida.

Me detenía y pensaba: si mis pensamientos realmente crean mi vida... si realmente soy un creador... si sigo invirtiendo en lo desconocido... entonces mi cuerpo seguirá a mi mente hacia esta experiencia desconocida.

 

Cultivar la curiosidad

A menudo, cuando las personas se acercan a mí para hablar de mi práctica, es porque se sienten estancadas. Están obsesionadas con querer un resultado, y su apego a lo que buscan es exactamente lo que les impide experimentarlo en sus vidas. Están preocupados por querer. Y querer implica separación.

Pero en lo desconocido, no hay separación. Eso es porque no hay nada en la nada de lo que estar separado. Y así, cada vez que me conecto, cada vez que me convierto en nadie, en nada, sin lugar, sin tiempo, no estoy deseando nada. No hay ningún deseo involucrado; se trata puramente de curiosidad. Yo soy el cientifico, y mi vida es el gran experimento. Y estoy interesado en ver si puedo hacer que mi verdad evolucione en algún grado.

De lo que estamos hablando, esencialmente, es del delicado equilibrio entre la intención y la entrega, del cual hablaré más en la Parte II.

Creemos en

la posibilidad

el poder de cambiarnos a nosotros mismos

la capacidad del cuerpo para sanar

lo poco común

celebrando la vida

milagros

un amor superior

el futuro

actitud

la evidencia

entre sí

Lo nunca visto

sabiduría

nuestros hijos

sincronicidades

libertad

nuestros mayores

mente sobre materia

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