Este estudio evaluó la dimensión biológica de la meditación y los estados de autotrascendencia. Se extrajo una muestra de conveniencia de 513 participantes de los asistentes a un taller de meditación guiada de 4 días. La mitad se asignó aleatoriamente a una intervención activa de control con placebo. Todos fueron evaluados en una variedad de medidas, tanto psicológicas [ansiedad, dolor, trastorno de estrés postraumático (TEPT), emociones positivas y estados trascendentes] como fisiológicas (funcionamiento físico). Se obtuvieron evaluaciones biológicas adicionales que incluyen inmunoglobulina A salival (SIgA), cortisol y electroencefalografía cuantitativa (qEEG) del subconjunto del grupo Experimental (N = 117). No se observaron diferencias significativas en los síntomas psicológicos o las emociones positivas entre los grupos Experimental y placebo al inicio del estudio. En la prueba posterior, se observaron mejoras significativas en el grupo Experimental, incluido un aumento medio del 49.5 % en SIgA (p = 0.01), aunque el cortisol permaneció sin cambios. El análisis de puntuación z qEEG identificó una reducción sostenida del estrés, incluidos aumentos de la amplitud de la banda de frecuencia delta, disminuciones beta altas y una adquisición más rápida de estados alfa sostenidos (todos p < 0.001). Los síntomas psicológicos también mejoraron en todas las medidas. A los 6 meses de seguimiento (N = 140), el TEPT y los síntomas somáticos mejoraron significativamente desde el inicio, y los resultados posteriores a la prueba versus los de seguimiento a los 6 meses indicaron aumentos significativos en la felicidad y la unidad espiritual y física, junto con disminuciones en la depresión. síntomas. Estos hallazgos sugieren que la autorregulación autonómica y los estados trascendentes pueden medirse tanto en dimensiones biológicas como psicológicas y están asociados con beneficios generalizados para la salud.